Esto está todo arreglado.
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El euro campeón
Re: El euro campeón
La crisis del euro, pese a suponer un evidente peligro de ruptura, no quiere decir que su cotización deba ir a la baja.
La ruptura del euro acarrearía una redenominación para los tenedores de instrumentos monetarios vinculados al euro. Eso quiere decir que algunos activos pasarían a ser nuevas pesetas o nuevas liras, mientras que otros pasarían a ser nuevos marcos, mucho más valiosos.
Así que es normal que haya un apetito internacional por comprar euros, pero no los españoles sino los alemanes. Y recordemos que, independientemente de si se cree o no en la diferenciación de los billetes según su número de serie, el resto de activos monetarios (depósitos, plazos, títulos de deuda, etc) sí que están vinculados a un Banco Nacional de la eurozona. De hecho, todo el dinero digital en euros existe siempre a través del balance de un Banco Nacional de la eurozona.
Es decir, que si yo fuera norteamericano también estaría inviertiendo en euros, mientras no fueran de la periferia. Y es que la Unión Europea, en su conjunto, es un área económica mucho más equilibrada que las demás potencias.
China y Japón dependen en exceso de las exportaciones. Estados Unidos vive por encima de sus posibilidades imprimiendo dólares y tiene que enfrentarse a un duro declive. Los países ricos en petróleo carecen de industria de primer nivel.
Europa estaría pasando la crisis financiera global muy bien si no fuera por el invento incompleto del euro, que impide que los precios de las distintas economías se ajusten como lo han hecho hasta ahora: con el ajuste cambiario. A falta de poder devaluar nuestra moneda de forma indolora (como en los años 90), nos están deflacionando los salarios por las malas, mediante el paro salvaje y la depresión.
Eso sí, mientras los ingresos se reducen a base de sufrimiento, los acreedores ven cómo no se redenominan sus activos. Este sistema de ajuste económico es el negocio perfecto para los acreedores (nacionales e internacionales - el sistema financiero) y una gran losa para los deudores (ciudadanos y empresas - el sistema productivo).
A escala global, el sistema financiero está succionando toda la riqueza del sistema productivo mediante la burbuja de deuda que nos empeñamos en perpetuar con más rescates y más deuda. Esto no puede acabar bien y, desde luego, no hemos tocado suelo.
La ruptura del euro acarrearía una redenominación para los tenedores de instrumentos monetarios vinculados al euro. Eso quiere decir que algunos activos pasarían a ser nuevas pesetas o nuevas liras, mientras que otros pasarían a ser nuevos marcos, mucho más valiosos.
Así que es normal que haya un apetito internacional por comprar euros, pero no los españoles sino los alemanes. Y recordemos que, independientemente de si se cree o no en la diferenciación de los billetes según su número de serie, el resto de activos monetarios (depósitos, plazos, títulos de deuda, etc) sí que están vinculados a un Banco Nacional de la eurozona. De hecho, todo el dinero digital en euros existe siempre a través del balance de un Banco Nacional de la eurozona.
Es decir, que si yo fuera norteamericano también estaría inviertiendo en euros, mientras no fueran de la periferia. Y es que la Unión Europea, en su conjunto, es un área económica mucho más equilibrada que las demás potencias.
China y Japón dependen en exceso de las exportaciones. Estados Unidos vive por encima de sus posibilidades imprimiendo dólares y tiene que enfrentarse a un duro declive. Los países ricos en petróleo carecen de industria de primer nivel.
Europa estaría pasando la crisis financiera global muy bien si no fuera por el invento incompleto del euro, que impide que los precios de las distintas economías se ajusten como lo han hecho hasta ahora: con el ajuste cambiario. A falta de poder devaluar nuestra moneda de forma indolora (como en los años 90), nos están deflacionando los salarios por las malas, mediante el paro salvaje y la depresión.
Eso sí, mientras los ingresos se reducen a base de sufrimiento, los acreedores ven cómo no se redenominan sus activos. Este sistema de ajuste económico es el negocio perfecto para los acreedores (nacionales e internacionales - el sistema financiero) y una gran losa para los deudores (ciudadanos y empresas - el sistema productivo).
A escala global, el sistema financiero está succionando toda la riqueza del sistema productivo mediante la burbuja de deuda que nos empeñamos en perpetuar con más rescates y más deuda. Esto no puede acabar bien y, desde luego, no hemos tocado suelo.